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Aquí os dejamos este vídeo que ha subido Bere Casillas  donde se muestra detalladamente cómo se plancha una camisa paso a paso, incluyendo trucos y secretos para lograr que el planchado de una camisa sea fácil, ameno y sobre todo muy útil.

Para más información http://www.news.berecasillas.com/2009/06/como-se-plancha-una-camisa-elegancia-20/

Asar, hornear o calentar comidas al horno… sea para lo que sea que utiliza el horno, elegir el adecuado es importante, hoy en día, la mayoría de los fabricantes de electrodomésticos aúnan diseño de vanguardia, máxima eficacia y sofisticados sistemas de seguridad, aquí te dejamos algunos conceptos claves.

¿Cuál es el sistema de cocción que más te conviene?

Convencional: Caliente en la parte superior, frío en la parte inferior: el horno convencional es una excelente opción para los cocineros que prefieren las cosas sencillas.

Multifunción: Si quieres elevar tus dotes culinarias un nivel superior, elige un horno multifunción. Con funciones adicionales, como el grill + ventilador y la función pizza, disfrutarás de muchas más prestaciones en el mismo espacio.

Hornos con cocción al vapor: cocinan los alimentos más rápido, conservan mejor los nutrientes y te proporcionan una mayor versatilidad. Cocinan los alimentos a fuego lento y de manera uniforme para extraer todo el sabor a los platos más suculentos que pueda imaginar.

Función turbo La función turbo aporta además de la uniformidad de la temperatura, un calor más dinámico gracias al cual el horneado se realiza más rápidamente

¿Ubicación ideal? Muchos de los modelos que hay en el mercado son integrables y permiten su emplazamiento en el lugar que creas más apropiado. Lo ideal es que esté a la altura de los ojos.

¿Hornos que se limpian solos? Hornos pirolíticos Se calientan hasta alcanzar los 500 ºC para quemar los restos de comida y convertirlos en una ceniza fina que luego puedes limpiar con un simple paño, cuando tengas tiempo. ¡Una idea genial!

 Carro extraíble: Esta función permite extraer la puerta del horno como si fuera un cajón para observar el estado de los alimentos que están siendo cocinados, añadir caldos, introducir y retirar las bandejas de forma más sencilla que con los sistemas convencionales.

 Puerta fría: Los modelos que tienen esta función están equipados con un sistema de doble o triple cristal, que permite mantener la temperatura exterior reducida, aportando unos niveles de seguridad óptimos.

 Salida ventilada de vahos: Gracias a esta prestación se consigue una salida de vaho al exterior más templado y sin olores.

Y es que hubo un tiempo en el que no había aspiradoras y no fue hasta el siglo XIX que se empezó a plantear seriamente el diseño de un aparato que no moviese la suciedad de un lugar a otro, sino que la aspirase. Los motivos fueron por una parte la creciente preocupación por los gérmenes que se sabía se acumulaban en el polvo y en segundo lugar por la proliferación del hollín vinculado a la creciente cantidad de fábricas en las ciudades.

El primero en patentar un artilugio que podríamos “catalogar” de aspiradora fue el estadounidense Daniel Hess en 1860. El aparato de Hess no era denominado aún por su inventor “aspirador” sino “barredor de alfombras y no llego a desarrollarse. Ocho años  después el mundo vio el primer aspirador construido: el Whirlwind (Torbellino), de Ives McGaffey.  Básicamente constaba de una hélice parecida a la de un ventilador, accionada por una manivela en el mango: teóricamente, las partículas del suelo eran succionadas a través de la boca del aparato y acababan en la bolsa.  Se vendieron en Chicago y Boston entre 1869 y 1871 por el elevadísimo precio (para entonces, claro) de 25 dólares. Un producto de verdadero lujo, y que sin embargo no funcionaba demasiado bien. Ya que con un aspirador operado manualmente difícilmente logra la potencia suficiente como para aspirar de verdad.

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Fueron muchos los inventores que contribuyeron al perfeccionamiento de este ingenioso aparato pero la primera aspiradora eléctrica “portátil” se inventó en San Francisco, en 1905. El problema es que pesaba más de 40 kilos y esto unido a su tamaño hizo que fuese un fracaso.

En 1907, James Murray Spangler, quien se dedicaba a la limpieza de una tienda en Estados Unidos, dedujo que la barredora de alfombras que utilizaba era la responsable de la tos crónica que padecía. Murray le dio una solución creativa a su problema: ato un motor a una caja de jabón, luego la grapo al palo de su escoba y utilizo una funda de almohada como recolector de polvo. Esa fue la primera aspiradora eléctrica verdaderamente portátil y eficiente de la historia que fue patentada.

En 1908 Spangler vendió los derechos de su invento a un pariente e industrial del cuero, William H. Hoover  quien desarrollo el invento hasta crear la aspiradora de trineo de hoy en día. Hoover diseñó el modelo «O», que tenía ruedas, un mango largo y una bolsa para contener el polvo. Aunque en un principio el mercado era para fábricas, más tarde realizó una línea de aparatos domésticos, popularizándose su uso rápidamente.

Un siglo después las aspiradoras siguen en continua evolución, muestra de ello es la aparición de los robots aspiradores que han revolucionando el sector. Su invención vino de la mano de Helen Greiner quien hace 10 años, en 2002 buscaba la forma de evitar que alguien tuviera que aspirar. Ella y sus socios de la compañía iRobot’s crearon la aspiradora Roomba.